domingo, 9 de marzo de 2008

¿CONOCES A ESTA PERSONA?

“Y entonces el frio calor de la realidad abre unos ojos que por siempre permanecen cerrados, la luz que apenas se distingue se torna en un miedo que hace sentir escalofríos, y el dolor de pensar en el otro lado del espejo cierra de nuevo los ojos”. (Olar Zapata - Escritos varios – Nov. 2001)

Esta acción consistió en pegar en todos los ascensores de un edificio de la ciudad de Valencia, unas pantallas de televisión con un mensaje. Para esta acción se necesitaba utilizar la silueta de una televisión (símbolo de la sociedad del espectáculo), esta debía de llevar un mensaje que dijera: “¿conoces a esta persona?”, aludiendo a la auto reflexión de la persona o persona que se subieran al ascensor. El asesor en el que se colocaron las televisiones, debía de tener un espejo en su interior, para que así, la persona, o personas se reflejaran dentro de la pantalla del televisor. Junto con Thibault Daoulas (gracias por la ayuda) colocamos las televisiones recortadas dentro de los ascensores, rápidamente para no ser sorprendidos y perder entonces el carácter anónimo de la acción. Después publicar esta acción en internet para que sea una voz que se escuche.

La idea de esta acción surge de dos vertientes, la crítica hacia la TELECRACIA, y la falta que tenemos de INTROSPECCIÓN ( 1. f. Observación interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia. (Real Academia Española, Diccionario de la lengua española - Vigésima segunda edición)).

En este momento, nos encontramos con un panorama en el cual la televisión nos empuja de manera silenciosa a formas de pensamiento dirigido, a eliminar paulatinamente la reflexión hacia las problemáticas que atañen a la sociedad en su conjunto, y a nosotros mismos como individuos; la televisión nos muestra la parte del mundo que debemos ver, lo que debemos escuchar, y nos amolda a sus juicios de valor. Ha llegado la televisión a formar parte de nuestras vidas al grado de que su presencia ya no nos es ajena, se percibe como una pieza más de nuestra cotidianidad y entonces la aceptamos sin cuestionar. Lo anterior no es ningún misterio, es algo que casi todos sabemos, pero que poco se ha hecho al respecto para cambiar.

Así mismo vivimos en un momento en donde la introspección no es tan común porque representa un momento en el cual tenemos que salir de las convenciones, de los moldes, de los personajes, para poder mirarnos desde adentro sin prejuicios, desnudos por completo tal y como somos.
La introspección es un proceso difícil pues nos enfrenta con nosotros mismos, nos muestra las partes que no queremos ver, nos encamina reconocer los errores, a aceptar las virtudes, a dialogar con nuestras necesidades, a convivir con nuestros miedos, a encontrarnos, así desconocidos como somos de nosotros mismos. Este encontrarnos supone un reemplazo, una perdida, un descubrimiento. Es más cómodo no enfrentarse con lo que no conocemos, es mas cómodo vivir de la manera que nos es común, caminar los caminos conocidos, no reflexionar, es mas cómodo no reflexionar pues no nos exige nada solo dejarnos conducir.

El ascensor de mi edificio es un espacio en el que la mayoría de las veces uno se encuentra solo. Había notado que en el momento en el que la gente nos subíamos a él, lo primero que hacíamos era mirarnos al espejo para acicalaros, o ver si traemos manchada la camiseta, etc. miradas superficiales, miradas que no van más allá del espejo, miradas que no exigen, que pasan de largo.

Está acción, en la cual buscaba un punto de reflexión en este espacio solitario, una reflexión introspectiva que por un momento rompiera los esquemas asumidos que tenemos gracias a la televisión, utilizando la autoridad de esta misma para dar el mensaje y que nos hiciera voltear a vernos por dentro, aunque sea un momento.

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