Tenía años que no visitaba la basílica de Guadalupe en mero
12 de diciembre, este año no pude
resistir las ganas de acercarme al espectáculo de sincretismo cultural que
emana del cerro del Tepeyac, antigua casa de la deidad tonantzin.
Creo que la danza es una expresión que trasciende los
límites de la razón, ahí el cuerpo ocupa el plano principal y los sonidos y los
movimientos despliegan lenguajes
múltiples, que solo al estar cerca de ellos uno puede percibir lo que
comunican. La danza es lo que más me llama la atención de estos días donde se
celebra el mito de la guadalupana.
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